Mis Miedos

No sentía, pensaba hace mucho, hace algunos años no tenía la sensación fastidiosa en el estómago por tan solo pensar en algo como la altura, la distancia o la soledad. Volaba, me alejaba y caminaba solo, sin miedo pero ahora miro al cielo y siento caer, miro el horizonte y me aferro a lo que tenga cerca, miro a mi alrededor y todos son tan indiferentes que agradezco su compañía.

No sé si fue el tiempo y la costumbre, no sé si es la edad o las metas frustradas pero algo alimenta a ese demonio que está dentro de mi y que riega su alcohol en mi estómago haciéndome sentir un desagradable dolor y que se refleja en mi mente como el no poder,  no querer, no tratar de hacer aquello en lo que ahora pienso temer.

El miedo es bueno pero cuando es superado, cuando podemos pasar por encima de él y comprobar que la sensación no era más que el suspenso por no saber lo que se siente mientras se hace aquello a lo que no queríamos atrevernos. Y, escribo esta carta no como un vencedor de miedos sino como un declarante que vencerá y continuará convirtiendo las palpitaciones y el sudor en emoción y placer de disfrutar lo que hasta hoy no se atreve.

-Jw-

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Oración al Odio

La vida es el futuro

Invictus